Ya sea el último plato de una cena romántica, o simplemente una dulce merienda; compartir un postre en pareja es alimentar el romance. Ya hemos hablado de ideas sobre qué servir y qué no servir en una velada para dos, pero ahora nos concentraremos en la parte azucarada…
Es recomendable escoger un postre que sea fácil de comer; algo que se desmorone demasiado o tienda a dejar los dientes manchados no es sexy. Tampoco es muy romántico servir una porción gigante para cada quien, ya que lo que buscan no es algo pesado que los mande a dormir.
De hecho, no está mal recurrir a los clásicos: chocolate o fresas con crema. El primero tiene compuestos químicos que se ha comprobado, ayudan a mejorar el estado de ánimo; los segundos están asociados a la sensualidad y además son una delicia.
Pero si buscas algo diferente, te damos algunas sugerencias.
Siguiendo en la nota achocolatada, puedes hacer una bandeja con variedad de trufas y bombones, o ir más allá y sorprender con un exquisito volcán de chocolate. Otra idea muy divertida es hacer sushi dulce (su nombre es solo por la forma), o un untuoso y delicioso mousse de fresa.
Si tus habilidades en la cocina son limitadas, un rico trifle, una zupa inglesa u otros postres por capas que puedas hacer con la ayuda de galletas son muy convenientes y vistosos. Otra opción muy sencilla y apropiada es hacer un fondue de chocolate, y acompañarlo de fresas, galletas y frutos secos.
En cambio, si te animas a elaborar algo de dificultad intermedia, una pavlova cubrierta de fresas frescas será una excelente opción ya que además de su sabor tiene una hermosa y distinta apariencia.
Otra opción es recurrir a las frutas exóticas, ya sean solas y dispuestas en un plato para compartir, acompañadas de helado o como tope de tartas o un untuoso cheesecake.
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