La vida tiene sus propios hilos para tejer la felicidad de sus “habitantes”… La de Rita Graciela Gamarra Páez y Stefano Luis Frontado Pagnacco coincidió en el rumbo de un trascendental idilio. Sólo ocho meses bastarían para tomar la decisión de enlazar el resto de sus porvenires “hasta que la muerte los separe”.
Ella atraparía su corazón fácilmente. Inteligente, curiosa, intelectual, hábil, versátil, trabajadora y única, no tardó en valorar las muchas cualidades de él. Ser sofisticado, inteligente, bien informado, trabajador, seguro, espontáneo y franco, serían los alicientes para aceptarlo, luego que el enamorado, en un nostálgico día de lluvia y frente al recuerdo sepulcral del padre de la amada, le propusiera matrimonio, al tiempo que desenfundaba un deslumbrante anillo que sellaría el compromiso.
La unión civil, fue inolvidable. Sucedida el pasado 26 de diciembre de 2014, a las cinco de la tarde, los prometidos se dieron cita en un bamboleante escenario marino. A bordo de la embarcación El Rafaele, y abanicados por buenos “soplos”, la pareja zarpó desde el muelle de Plaza Mayor, ubicado en coordenadas anzoatiguenses, para deslizarse por los coloridos canales de Lechería, mientras la jueza Paola Gómez, declamaba los ítems de los deberes y derechos implicados en la decisión de fundar una familia.
La segunda estación del “gran viaje de sus vidas”, pisaría tierra firme para ser bendecidos por el ritual eclesiástico. El sábado 24 de enero de 2015, a las siete de la noche, la parroquia Santo Domingo de Guzmán en Colinas de Neverí en Lechería, se vestiría de efusiva celebración para testificar el “sí, acepto” de los contrayentes en un homilía presidida por el Monseñor Enrique Ovies.
Escoltados por la anuencia espiritual del padre de la novia, Rubén Fernando Gamarra Sobenes, y la física de su madre, Aurora Páez, el altar fue también rodeado por el consentimiento de los progenitores del novio: Luis José Frontado Rojas y Graciela Pagnacco de Frontado, seguidos de una estimable comitiva de afectos liderada por los padrinos, Humberto José Cabrera Figuera y Cristina Alejandra Ortiz Quijada, además del cortejo de honor integrado por Rubén Mauricio Gamarra, Daniel Gamarra, Claudia Gamarra, Rubí Gamarra, Roberto Luis Frontado, Ricardo José Frontado, Sandra Marina Frontado, Erlyn Pulvett, Carla Lamas y Pedro Meza.
El sagrado capítulo merecía ser festejado por todo lo alto. Embellecido por las talentosas ideas de Beverly Hill Decoraciones, el salón Casino del Hotel Venetur Puerto La Cruz recibió a los nuevos esposos en el marco de una regia atmósfera amenizada por los acordes en vivo del Ensamble Boheme y la pieza “El Danubio Azul” de Johann Strauss, mientras los protagonistas disfrutaban de su primer baile oficial como consortes.
Entre los sones de la orquesta Primera Fila, el brillo artístico aportado por la academia de baile Olga Morey en Movimiento -y el performance flamenco “Encuentro de dos mundos”-, el cálido y sentido ritmo del vallenato, una sorpresiva serenata de mariachis que Stefano dedicó a su alma gemela, y la alegría de una imperdible Hora Loca fomentada por los Sombreros Lokos, transcurrió la estelar velada inmortalizada por el lente fotográfico de Carlos Boet y la cámara de Pro S Film.
Con el dulce sabor de la obra pastelera firmada por Rosamaría Malavé, se despidió un imperecedero prólogo de amor cuyas siguientes páginas lunamieleras se vieron reflejadas en las turquesas aguas de Los Roques y Curazao, panorámicas edénicas que predicen la fundación de una sólida unión que rendirá tributo eterno a la promesa de amarse sin límites.