Lidera “Luua”, compañía que promueve herramientas para el desarrollo socioemocional y la libre expresión de los más pequeños a los fines que sepan aprovechar sus talentos y las oportunidades que se les presenten
Con apenas 29 años, Angelika Furneri es vivo ejemplo del poder del amor. El diagnóstico médico que recibió en su niñez pronosticaba que sin terapias diarias era muy difícil lograr cumplir la primaria y el bachillerato.
Una “Inmadurez frontal que causaba disritmia cerebral” motivó que su mamá buscara herramientas para apoyarla y transitar distintas situaciones para lograr su desarrollo socioemocional. Y aunque el doctor comentó que a lo mejor no llegaba a sexto grado y que hacer terapias no era garantía de adaptarse a la escuela, Angelika no sólo logró adaptarse al colegio, desarrollarse socioemocionalmente, estudiar y graduarse, sino que a los 17 años dejó su natal Valencia para iniciar un camino de oportunidades que le ha dejado un valioso crecimiento personal y profesional más allá de nuestras fronteras.
Con apenas 20 años, y radicada en Nueva York, creó un exitoso negocio en la rama del fashion que vendía marcas venezolanas en el exterior. “Después de muchos años sentí que eso no me llenaba totalmente, no estaba atado a lo que de verdad soy… Y es que siempre quise hacer algo que ayudara a la humanidad”, comenta Angelika, quien luego se mudó a París y desde allí aplicó y fue contratada para ser parte de una de las compañías mundiales más importantes de desarrollo personal de adultos llamada Mindvalley, ubicada en Malasia.
“Cuando me voy a Malasia, empiezo mi trayectoria con ellos y me di cuenta de algo que no habían tocado como compañía y era la parte con los niños y adolescentes, me dieron la libertad de intentar implementar un programa con escuelas a nivel mundial y, la labor empieza a dar frutos”, refiere. El CEO de la empresa decide crear un nuevo departamento centrado en jóvenes liderado por Angelika.
La criolla amplió el radio de acción y ayudó a crear cursos de crecimiento socioemocional para niños y adolescentes, hizo alianzas con escuelas en diferentes continentes y con gobiernos y entidades asociadas a las Naciones Unidas. La llegada del COVID en 2020 le lleva a replantearse el futuro, por lo que renuncia a la compañía y decide crear su clientela entre 2020 y 2021.
Es así como Luua llega a su vida y se convierte en un proyecto en el que reafirma su misión de vida: motivar a los más pequeños y proveerles de herramientas que inspiren sus super poderes innatos. La compañía en la que es directora de negocios busca brindar sencillos pero atractivos recursos a padres y maestros para crear niños independientes y creativos, que con inteligencia emocional puedan adaptarse a una sociedad cada vez más cambiante. “Que sean niños que, en vez de verse amenazados por la tecnología y la inteligencia artificial, usen esas herramientas para poder tener un futuro, aprovechar las oportunidades que se les presenten y que sepan aprovechar sus talentos, su creatividad y la confianza en sí mismos”, enfatiza.
El divertido mundo de Luua
Luua ha logrado impactar positivamente las vidas de niños en los Estados Unidos y en la actualidad la venezolana enfila esfuerzos para llevar desarrollo socioemocional a todo el país y a la población hispanohablante.
El punto de partida de Luua es que todos creamos nuestra realidad con nuestras palabras y pensamientos. Así, promueve la libre expresión de los niños a través de una colección de productos que a la par de ser sencillos de usar, funcionan para niños, padres y profesores.
La colección “El Poder de las Palabras” (de momento disponible únicamente en Estados Unidos) ofrece loncheras, bolsos, suéteres, termos y objetos de uso diario que se pueden pintar e intervenir para expresar las emociones y sentimientos que experimenten los niños.
Con el objetivo de empoderar al público infantil, palabras como alegría, paz, felicidad, amor y coraje se vuelven parte del vocabulario en Luua. Además, la compañía apuesta al diario creativo de gratitud, un producto de 120 páginas de actividades dirigidas a niños de 6 a 12 años o desde los 3 o 4 años si lo guía un adulto (maestro o padres) para practicar la conciencia, el mindfulness, y que puedan expresarse, reflexionar y tener una mejor conexión con sus padres a través del día a día.
El diario creativo de gratitud está disponible en formato físico en Venezuela. Angelika y su equipo adelantan las gestiones para que Luua y sus productos lleguen a los niños venezolanos.
“Todo se ha desarrollado para que se les haga fácil expresar sus sentimientos y emociones. Que se sientan libres de expresarse”, concluye.
Visita https://luuaplay.com/
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